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La
lucha por la despenalización del aborto encierra mucho más que la decisión de
ser mamá o no, y quien debe decidirlo.
Si
buscamos en la historia y en la literatura de especialistas sobre patriarcado y
feminismo, la maternidad es vista como una herramienta muy útil para la dominación del género masculino sobre
el femenino. Reduciendo a la mujer al mero hecho de reproductora.
Para
Shulamith Firestone, la reproducción es la "trampa amarga" para las
mujeres a demás pensaba que la liberación se alcanzaría con las
transformaciones en la tecnología de la reproducción.
Creía
que en el futuro, no demasiado lejano, se podría eliminar la necesidad de los
cuerpos de las mujeres como agentes reproductores de la especie.
Los
inició sobre la soberanía de sus propios cuerpos se sitúan en el año 1971, en
Francia, cuando el lema “yo aborté” fue
signado por mujeres como Jeanne Moreau, Catherine Deneuve, Marguerite Duras y
Simone de Beauvoir.
Desde
1985 las mujeres de nuestro país se reúnen en los Encuentros Nacionales de Mujeres,
en el año 2003 en este contexto nace “La Campaña Nacional por el Derecho al
Aborto Legal, Seguro y Gratuito”
Es una amplia y diversa alianza federal, impulsada desde grupos feministas y del movimiento de mujeres, como así también desde mujeres pertenecientes a movimientos políticos y sociales, cuenta en la actualidad con la adhesión de 305 grupos, organizaciones y personalidades vinculadas a organismos de derechos humanos, de ámbitos académicos y científicos, trabajadoras/es de salud, sindicatos y diversos movimientos sociales y culturales.
Es una amplia y diversa alianza federal, impulsada desde grupos feministas y del movimiento de mujeres, como así también desde mujeres pertenecientes a movimientos políticos y sociales, cuenta en la actualidad con la adhesión de 305 grupos, organizaciones y personalidades vinculadas a organismos de derechos humanos, de ámbitos académicos y científicos, trabajadoras/es de salud, sindicatos y diversos movimientos sociales y culturales.
Se
unen en una realidad social donde se producen por año cerca de 500 mil abortos
en condiciones de clandestinidad, según cifras del Ministerio de Salud de la Nación.
Anualmente
alrededor de 60 mil mujeres pobres son hospitalizadas por aborto inseguro y
mueren cerca de 300, según la citada “guía técnica para la atención de los
abortos no punibles”.
El
aborto es la principal causa de mortalidad materna, causante de 62 de las 296
muertes registradas en 2008, en cuanto a los abortos no punibles, el ministerio
no recopila la información.
Por
esto consideran la necesidad de legalizar y despenalizar el aborto como una
cuestión de salud pública, de justicia social y de derechos humanos de las
mujeres.
Con
esta premisa elaboraron el proyecto de interrupción voluntaria del
embarazo colectivamente en el año 2006,
durante una plenaria nacional realizada en la ciudad de rosario.
El
proyecto fue presentado en la cámara de diputados de la nación en el año 2007 y
nuevamente en el 2009.
En
marzo del siguiente año, se presentó nuevamente y cuenta con la firma de 50
diputados y diputadas de todos los bloques con representación parlamentaria en
el Congreso Nacional.
En
el presente siguen en campaña juntando firmar para pedirle al Congreso que
incluya en la agenda legislativa de 2013 un debate serio y democrático sobre la
despenalización.
El
primer artículo del proyecto postula que “toda mujer tiene derecho a decidir la
interrupción voluntaria de su embarazo durante las doce primeras semanas del
proceso gestacional”. Plantea, además, la posibilidad de extender ese plazo, en
caso de que el embarazo sea producto de una violación, si está en riesgo la
salud de la mujer o si hay malformaciones graves.
Según
este proyecto, Personal médico puede
manifestar objeción de consciencia y el establecimiento sanitario tiene que
velar por que haya otros profesionales dispuestos a realizar el aborto.
El
60% de los embarazos son no planificados,
una de cada 4 mujeres es violada. Según indican cifras oficiales del
ministerio de salud.
Cada
300 mujeres embarazadas, una muere en argentina por complicaciones en el aborto
o parto, en Canadá, donde el aborto es legal, por ejemplo, se produce una
muerte cada 7.700 mujeres.
En
marzo del año 2012 el máximo tribunal del país estableció que, de acuerdo con el código penal, el aborto no es punible si es
producto de una violación y que “los médicos en ningún caso deben requerir
autorización judicial para realizar esta clase de abortos, debiendo
practicarlos requiriendo exclusivamente la declaración jurada de la víctima, o
de su representante legal.”
La
otra cara es el comercio millonario que deja vía libre a la utilización de
métodos inseguros, que ponen en riesgo la vida de la mujer. Según lo demuestran
las cifras estimadas por las Naciones Unidas, esto lleva a que unas 60 mil
mujeres pobres sean hospitalizadas anualmente por estos métodos que incluyen
utilización de sondas o agujas, hierbas o combinación de medicamentos.
A
estas prácticas las mujeres acceden por montos que van de los 100 a los 600
pesos. En los casos de ser clínicas
privadas, que aun siendo clandestino, ofrecen mas seguridad por el equipo
profesional que los realizan y las condiciones en que son realizados, los
costos hacienden entre 5000 y 8000
pesos.
El
precio por la realización de un aborto varía de acuerdo a la zona geográfica,
las semanas gestacionales, las edades de las mujeres, entre otros factores.
La
OMS ha denominado a los abortos inseguros como “una pandemia extendida o
evitable”, pero lo cierto es que mueven un negocio millonario que ronda los 350
millones de dólares al año.
En
la mayor parte de los países desarrollados el aborto es legal. Según un estudio
del Guttmacher Instituto de Estados Unidos, en los últimos años el número de
abortos anuales en el mundo, bajó de 45.5 millones en 1995, a 41.6 millones en
2003.
Pero
el número de abortos inseguros, realizados en su gran mayoría en países con
leyes restrictivas sólo descendió de 19.9 millones a 19.7 millones, lo que
implica que las mayores bajas se han dado en países donde el aborto es legal.
Estas
estadísticas echan por tierra el prejuicio más escuchado en los foros que existe contra la legalización de la
Interrupción Voluntaria del Embarazo, el que trata a las mujeres de promiscuas,
y cree que con esta ley tomarían la práctica como otro método anticonceptivo.
La
institución más fuerte contra la legalización es la Iglesia Católica, junto a
las demás religiones, y Organizaciones no Gubernamentales Pro Vida. Impidiendo
en algunos casos abortos no punibles. Con vehemencia defienden la vida del
nonato sin detenerse en la vida de miles
de mujeres pobres que mueren cada año en clandestinidad.
Son,
no casualmente, las mismas que se opusieron a la planificación familiar, a los
anticonceptivos y que continúan en sus discursos incitando a los y las jóvenes
a no usar preservativos.
Condenando
a las mujeres a una maternidad obligatoria. Como si la mujer hubiera sido
creada solo para dar a luz, pero la maternidad se construye, se elige y debe
ser ante todo deseada y responsable.
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