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domingo, 17 de julio de 2011

VIVIR CON EL ASESESINO DE MAMÁ Violencia contra los niños y niñas de femicidas

Violencia contra los niños y niñas de femicidas
Las víctimas de femicidio Dana Pecci, Rosana Galliano y Marisel Zambrano tuvieron hijos con quienes las asesinaron. Sus casos demuestran que sus niños también están en riesgo de sufrir violencia machista, ya que los femicidas y sus familiares pueden criarlos. Las familias de las víctimas cuentan las luchas que llevan adelante para obtener la custodia definitiva de los menores y se suspenda la patria potestad a los femicidas. Sin embargo la impunidad y el vacío legal están impidiendo que puedan protegerlos.

Adriana Gordó


'Apenas la vi, fue como ver a una niña ajena, no la conocía, no he podido verla desde que nació. Pero ni bien me vio sonrió. Le pregunté si sabía quién era yo y me dijo: mi abuela. Ahí se me cayó la estantería', cuenta Adriana Gordó con la voz alterada por la emoción. Así relataba a Artemisa Noticias los primeros instantes del encuentro con su nieta de 5 años, a quién veía por primera vez, porque su hija Dana Pecci la dio a luz el 25 de abril de 2006 estando desaparecida.
Al año siguiente era asesinada a balazos por su pareja Pedro Rudecindo Adorno, quién la mantenía cautiva. En 2007 Adorno se declaró culpable del femicidio de Pecci y tras ser condenado a 11 años de prisión, dejó a la pequeña en manos de Pedro Fernando Adorno y Claudia Capuano, quienes tienen la custodia provisoria.
Gordó supo que tenía una nieta en 2008, pero logró conocerla recién el 29 de marzo de este año. El encuentro se desarrolló en una sala llamada Macondo en Olavarría, Buenos Aires. El lugar fue elegido por la jueza de Familia María Inés Germino, porque es el distrito en que vive la familia Adorno, que se apropió de la hija de Dana Pecci, explica Adriana Gordó desde el salón principal de la Asociación Civil La Casa del Encuentro. Esta organización la ha acompañado mientras buscaba a su hija desaparecida y forzada a la prostitución desde 2005 a 2007, y desde hace tres años en el reclamo por la custodia de su nieta, que permanece con la familia del femicida.   
El Juzgado de Familia N° 1, a cargo de la jueza Germino, ha exigido una vinculación previa y recién este año ordenó un régimen de visitas de 45 minutos una vez a la semana. En tanto un equipo de profesionales del juzgado reveló a la niña la existencia de su abuela Adriana y la identidad de su verdadera madre. Hasta esa instancia la pequeña creía que su mamá era Claudia Capuano. 'Lo que ellos hicieron está fuera de la ley. Ellos sabían que yo estaba buscando a mi hija, por eso ocultaron la existencia de mi nieta', precisa Gordó, quien conoció el femicidio de su hija un año después de su muerte. La noticia la recibió de parte de la periodista de Olavarría Claudia Rafael, que también la puso al tanto de la existencia de su nieta.
Como dispuso la justicia, el primer encuentro con su nieta duró menos de una hora, pero para Adriana Gordó significó un antes y un después. Acompañadas por la asistente social Estela Policrono, la abuela y la nieta conversaron, rieron, se tomaron en brazos. 'Mi nieta me hizo un dibujo con unas biromes con brillos que le llevé y que le encantaron. También le llevé confites Sugus y de chocolate Rocklets. No quería llevar muchas golosinas de chocolate porque no conozco su organismo. A mi hija el chocolate le hacía mal. Lo que más le gustó fue un muñequito de goma que se ilumina cuando se mueve. Le llevé pequeñas cosas, pero a ella le asombraban. También le llevé cuentitos y me dice: 'Me los lees'', cuenta la madre de Dana Pecci nuevamente emocionada.
'En un momento le pregunté si podía levantarla y ella dijo que sí. La alcé y me abrazó. Le digo '¿sabés que te amo? Te amo porque sos igualita a tu mamá, y te quiero un montón'. Ella me dice: 'Yo también'. Cuando me dice así, giro la cabeza y veo que a la asistente social se le caían las lágrimas. Ella no podía creer que la nena se había pegado a mí de tal manera porque nunca antes me había visto', describe Gordó, quien tuvo que soportar dos interrupciones de Claudia Capuano, que observaba el encuentro a través del vidrio de la puerta que franqueaba la sala Macondo.
Hubo otras prácticas intimidatorias previas al encuentro entre Adriana Gordó y su nieta. Cuando viajaban hacia la sala Macondo desde el Juzgado de Familia N° 1, los dos vehículos que la trasladaban a ella y sus acompañantes: la diputada de la Coalición Cívica Fernanda Gil Lozano, la psicóloga de la Casa del Encuentro Silvia Lommi, el comerciante Osvaldo Tondino, la representante del Ministerio Publico de Azul Norma Quiroga, el psicólogo Pablo Fiel y la fotógrafa Cecilia Antón, fueron interceptados por un Fiat Uno con vidrios polarizados. Los tres vehículos terminaron estacionando en frente a la sala Macondo y del Fiat Uno descendió Leandro Adorno, hermano menor de Pedro Fernando Adorno. Estaba armado y tomaba fotos de las patentes y los acompañantes de Gordó. Este hecho fue denunciado por la diputada Gil Lozano y el Ministerio de Seguridad intervino para garantizar la seguridad del grupo en su regreso a la capital porteña. Debido a estos incidentes la jueza Germino suspendió el segundo encuentro entre Gordó y su nieta, argumentando que debía garantizar la seguridad de las partes. 'Digo yo qué ambas partes si esta familia maneja todo en Olavarría, la hija de Adorno, Ruth, trabaja en la policía federal, la ex esposa en la municipalidad, Capuano es la vicedirectora de la escuela nº 8. La de ambas partes no, la mía sola', dice indignada Gordó, que se vio obligada a esperar hasta el lunes 11 de abril para volver a ver a su nieta.
'Como creo en las personas, quizás en ese sentido soy inocente como las criaturas. Ahora el golpe tan duro que me dieron al quitarme mi única hija me enseñó que no tengo que esperar tanto', reflexiona la madre de Dana Pecci, que en medio de un dolor que no tiene consuelo debe soportar la impunidad con la que se maneja su caso. Recuerda que en octubre de 2008, cuando se presentó ante la jueza María Cristina Beaucamp para reclamar la custodia de su nieta, la magistrada le dijo que ‘entregaría a la niña a quién quisiera’. En ese momento denunció a Beaucamp ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, la magistrada se declaró incompetente y entregó el caso a la jueza Germino. 'Germino me dijo que primero estaba la vinculación y que el tema de la tutela lo decidiría después. Es mi nieta, es mi sangre, por qué se la tengo que dejar a los encubridores del asesinato de mi hija y a los apropiadores de mi nieta desde que tenía un año hasta sus 5 años', denuncia Gordó. 
Por su parte, la abogada de la Fiscalía General de La Plata Silvana Paz asegura que en el expediente del enjuiciamiento de Adorno figura que declaró no ser el padre de la pequeña, por eso solicitó al defensor de Azul Diego Fernández que iniciara una acción de impugnación de la paternidad. No obstante la jueza Germino ha rechazado el pedido de realización de ADN.
Femicidas crían hijos e hijas
El horror de que los femicidas y sus familiares puedan cuidar a los hijos e hijas de las madres que asesinaron está siendo cuestionado por los sectores que luchan para que la patria potestad del responsable de femicidio sea suspendida durante el procesamiento y eliminada definitivamente tras la imputación. Estos sectores lograron tratar este tema por primera vez en el Cámara de Diputados del Congreso nacional el martes 12 de abril en una audiencia convocada por la Comisión de Legislación Penal.  
Si existiera un mandato claro en ese sentido, femicidas como Pedro Rudecindo Adorno o José Jacinto Arce, el instigador de la muerte de la joven modelo Rosana Galliano, asesinada en 2008, perderían la custodia de sus hijos, y dejarían de ser capaces de cuidar de ellos, tal como ocurre en la actualidad. Arce se encuentra imputado como autor intelectual del homicidio de su ex esposa, pero podrá esperar el juicio en su domicilio ya que pagó una fianza de 500 mil pesos, quedando en libertad después de dos años preso en una unidad penal de Buenos Aires. Actualmente vive con sus dos hijos en una quinta llamada Las Dulzuras. La madre de Arce y posiblemente cómplice del femicidio, Elsa Aguilar, es quien ha estado a cargo de la crianza de los niños.
Rosana Galliano estaba separada de Arce, a quién había denunciado en más de una oportunidad por malos tratos. Los familiares de Rosana confirmaron que la joven de 29 años sufría violencia de género y que existía una medida cautelar para que el femicida permaneciera alejado de la casa que tenía en el country El Remanso. Igualmente halló el modo de matarla. Tras su arresto en 2008, los abuelos Graciela Rodríguez y Reinadlo Galliano requirieron la tutela de los niños ante el Tribual de Familia Nº 2 de San Isidro, Buenos Aires, detalla el abogado de la familia Galliano, Roberto Babington. En dos años este juzgado, a cargo de la jueza María Julia Abad, no ha dispuesto un régimen de visitas a favor de los abuelos maternos, que apenas han podido ver a sus nietos. 'Es una vergüenza', afirma Babington, quién asegura que 'si Arce es condenado, una vez que quede firme la sentencia se le suspenderá la patria potestad; esperamos que para esa fecha los chicos ya estén con los abuelos, por haber ganado la tutela. La condena siempre es favorable a la familia de la víctima', dice confinado el legista.
Igualmente los abuelos y Mónica y Oscar Galliano, hermanos de Rosana, temen el trato que Arce pueda dar a sus nietos, debido a la violencia de género que ejerció contra la madre de los niños, inclusive estando separados, y que terminó en una tragedia. 'Están sumamente preocupados, con temor a que Arce les haga algo, los lastime o cualquier daño que pueda causar a los chicos. Piensan que es un asesino. También consideran que es una mala persona que maltrató a la familia durante mucho tiempo', asegura Babington.

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